Un poco de Historia de como surgieron los faros... 

Desde la antigüedad, los hombres utilizaron el mar para comunicarse entre pueblos y para comerciar. En un principio, los barcos tendían a navegar solo de día y paralelos a las costas. Al adentrarse en tierras desconocidas, el hombre empezó a observar y a registrar la forma de las costas, las islas, los accidentes geográficos y detalles del paisaje como montañas, bloques de piedra o árboles, que servían como señales  para el viaje de regreso.

Pronto surgió la necesidad de los navegantes de contar con señales visibles y guías confiables para evitar peligros en el mar. A medida que las civilizaciones marítimas se desarrollaron y comenzaron a realizar viajes más largos y comerciales, se hizo evidente la importancia de tener puntos de referencia visibles a lo largo de la costa.

Se construyeron torres y montones de piedras fácilmente reconocibles, o las adjuntaron a señales naturales especiales para hacerlas más prominentes. Los periplos, descripciones de navegación  que indicaban las rutas entre distintos puertos a las que contribuyeron generaciones de marineros, facilitaron aún más la navegación. Estas descripciones también mostraban las direcciones de los vientos y las corrientes oceánicas en condiciones normales.

Hacia el año 400, en el ocaso del Imperio Romano, existían unos 30 faros entre el mar Negro y el Atlántico. Pero tras la caída del Imperio, quedaron fuera de uso hasta principios del siglo XII. La navegación mercante disminuyó y los faros dejaron de encenderse para evitar el ataque de posibles enemigos.

En el siglo IX, existían, en algunos lugares de las costas francesas e inglesas, faros que consistían generalmente en fuegos de sebo o cera que eran encendidos en las ventanas de los edificios por monjes y ermitaños que habitaban en costas e islas remotas peligrosas para la navegación. Estos avisaban de los peligros y salvaban a los que naufragaban junto con sus cargas. Con el tiempo, comenzaron a recibir honorarios proporcionales al valor de lo que había sido rescatado.

Por  otro lado,  los piratas encendían falsos faros para atraer a los barcos, haciéndolos naufragar para saquearlos.

    

 

Cuando se restableció el orden en el siglo XII, la navegación mercante comenzó en dos regiones: el Mediterráneo y las costas del Norte y la costas de los Balticos.

En los nuevos centros comerciales que comenzaron a surgir en esta época,  se construyeron faros en los estuarios de los ríos y en las entradas de los puertos.
Entre los siglos XII y XV se construyeron varios faros a lo largo de las costas escandinavas y alemanas gracias a la liga Hansa – la asociación de comerciantes de Alemania del Norte en la que también participaban ciudades extranjeras como Brujas, Londres, Bergen, etc.

La antigua Grecia y Roma fueron pioneras en la construcción de faros más elaborados. El Faro de Pharos en Rodas y el Faro de Alejandría se destacaron como ejemplos impresionantes de arquitectura y tecnología de la época. Estas estructuras utilizaban una combinación de hogueras, espejos y lentes para proyectar una luz más intensa y direccionada.

Con el tiempo, la tecnología de los faros continuó avanzando. Se introdujeron lentes Fresnel en el siglo XIX, lo que permitió una mejor distribución de la luz y un alcance más amplio. Además, se adoptaron fuentes de luz más modernas, como lámparas de aceite y, más tarde, lámparas eléctricas.

La construcción de los faros implicaba el uso de materiales resistentes a los elementos marítimos, como piedra, ladrillo o metal, y su ubicación estratégica a lo largo de las rutas marítimas. Además de emitir señales luminosas, los faros también servían como puntos de referencia para los navegantes y como símbolos de seguridad en la costa.

 

Aquí hay algunos ejemplos destacados de faros en la antigüedad:

 

  1. Faro de Alejandría: Construido en el siglo III a.C. en la isla de Faros, cerca de la ciudad de Alejandría, en Egipto, el Faro de Alejandría es uno de los faros más famosos de la antigüedad. Tenía una altura estimada de 120 a 137 metros y se cree que utilizaba una combinación de fuego y espejos para proyectar una luz visible desde una gran distancia.

  2. Faro de la Torre del Hércules: Situado en La Coruña, en el noroeste de España, el Faro de la Torre del Hércules es uno de los faros más antiguos que aún se conserva en funcionamiento. Construido en el siglo I d.C., durante la época romana, se cree que utilizaba una hoguera o una lámpara de aceite como fuente de luz.

  3. Faro de Pharos en Rodas: En la antigua ciudad de Rodas, en Grecia, se erigió otro faro llamado Faro de Pharos, no relacionado con el Faro de Alejandría. Construido alrededor del siglo III a.C., se cree que utilizaba una combinación de fuego y espejos para emitir una señal visual a los navegantes.

     

    Estos son solo algunos ejemplos de los faros en la antigüedad, pero existieron numerosos faros a lo largo de las costas y rutas comerciales de la época. Estos faros desempeñaron un papel fundamental en la navegación, proporcionando seguridad y orientación a los marineros que se aventuraban en el mar.

     

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